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Una parte importante de la cúpula dirigencial que ha llevado la dirección del Partido Socialista de Chile en la última década se ha acomodado con el actual sistema político y económico heredado por la dictadura de Augusto Pinochet y se ha rendido a las fuerzas del mercado. .
La actuación de estos personajes durante los gobierno de centro derecha de Lagos y en el gobierno de Michelle Bachelet no deja margen para ninguna duda de las relaciones incestuosas que éstos personajes han establecido con el empresariado.
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El progresivo acomodo de éstos dirigentes ha congelado cualquier iniciativa de reforma económica. Los socialistas debemos asumir, que por acción y/u omisión, el Partido Socialista de Chile ha contribuido a consolidar ésta política económica ajena a los intereses de la mayoría y funcional a los intereses de los grandes grupos económicos locales y trasnacionales. Esto ha llegado a tal punto de que encontramos varios dirigentes que se han transformado en verdaderos lobbistas de los empresarios y miembros de los directorios de las grandes empresas (Sólo por nombrar a algunos tenemos los casos de Solari, Viera Gallo, Correa, Estévez y Puccio).
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Hoy la fidelidad a los principios y la conservación de una ética socialista sólo es posible de encontrar en la base del PS. Sin embargo, el poder de los “empresarios socialistas”, el manejo cupular de los “barones” y las trampas y fraudes que se cometen en los congresos y en las elecciones internas impiden que los militantes modestos se expresen en plenitud.
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Hoy quienes manifestamos una opción crítica al modelo neoliberal administrado por la Concertación, cuestionamos la incapacidad del PS para configurar una opción propia y alternativa en materia económica y pensamos con preocupación en el futuro de Chile, debemos alzar la voz más que nunca ante la escandalosa concentración de la riqueza que existe hoy en día en el país, a la pésima distribución del ingreso, la política de desmovilización social deliberada llevada a cabo en los últimos 20 años que ha conducido a un profundo debilitamiento del movimiento sindical y por tanto a la pauperización de las condiciones laborales de los trabajadores de Chile, y a las desigualdades insoportables en salud, previsión y educación.
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Pues es esa misma política, impulsada en complicidad entre la clase política transversalizada y los grandes grupos económicos la que ha colocado los intereses empresariales por sobre la protección del medio ambiente y los recursos naturales.
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Hoy la política debe dirigirse hacia la rearticulación de ésta con la sociedad y no debe seguir contribuyendo a fortalecer los vasos comunicantes entre la política y los negocios. Ya que la mayor consecuencia visible de esto ha sido el aplastamiento de la sociedad por el mercado.
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No se debe tolerar el aprovechamiento de algunos dirigentes que utilizan la actividad política para instalarse en los negocios.
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Y hoy la fuerza de la reivindicación debe radicar en las propuestas, pero también y con más fortaleza que nunca en los parámetros éticos que mueven la acción política.
.Salvador Muñoz K.
Estudiante Ciencia Política UDP
Dirigente Juventud Socialista
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